martes, 20 de marzo de 2012

De la duda a la invaginación



En Más Achuzets, al este de la región medio terránea, hay un podólogo especialista en invaginaciones. El tipo la tiene clara y en todo el mundo ya le han solicitado más de 15 tercios de intervenciones estéticas que dan como resultado un cambio potencial del sexo. Entre los famosos que se mandaron a invaginar, se encuentran Ricardo Fort, Estela Maris Lanzani y el ministro de economía, Bodou. 

“Los resultados arrojados al sexto de basura son nefásticos”, explica Anthony Flags, podólogo de la Universidad de Sussex, reconocida por las textura de sus principios académicos, y precursor de las invaginaciones tan en boga en estos últimos días.
“Es simple, es claro,” prosigue: “acá me caen las gentes pidiéndome a chorros invaginaciones porque sus vidas están frustradas, y es la misma gente que ves los domingos en Once pidiendo moneditas para comprarle la lechita a sus gatos. Yo no creo en dios ni en los milagros, pero los testimonios de gente invaginada son escalo friantes, y no porque se frían en escalas sino porque hablan de gente de poca monta que ahora se clava hasta 12 consoladores por noche.” 

El método invaginatorio es sensillo y solamente apto para los de género másculo, ya que la intervención consiste en intronizar hacia adentro el miembro viril, más aclamado como “pene” o “trompa de paquidermo”. El paciente se coloca en forma horizontal mirando al Este y cierra los puños, se le pide que cierre también los ojos y se le ofrece un trapo para morder. Ni bien pasan 2 minutos, se aparece el especialista, en este caso, el Dr. Anthony Flags quien hace coincidir la cabeza del paciente con la de su propio miembro, y una vez que las partes han quedado fijas la una a la otra, el profesional le pide al paciente que grite “jerónimo”, y mientras el paciente está en pleno grito pelado, el profesional empuja hacia el adentro del paciente toda la completidad del “pene” o “trompa de paquidermo”. Ahora sí, la cena está servida y el paciente se retira campante con una simple secuela que consta de una especie de ombliguito en donde antaño el pene estaba. 

“La operación es ambulatoria y no hay riesgo de desgarro ni pérdida de la materia fecal.”, cuenta Flags en la conferencia de prensas para matambres. “Cuando hay dudas, no hay dudas, y esa es mi frase de cabeza e cera, porque cuando uno se conoce y no se reconoce es porque está ante una crisis de identitud, y si cada vez que un hombre para orinar va y se sienta en el inodoro es porque debe sin falta realizarse una invaginación. Eso sí, la intervención es irreversible, esto es: sólo es válido dudar una sola vez en la vida.”

1 comentario:

  1. es el destiempo, boludón. simplemente eso. vos y yo en destiempo. si alguna vez me necesitas, ya sabés... te quiero mucho.

    ResponderEliminar