sábado, 29 de enero de 2011

Barni Blogger, debut



Me sentaron frente a esta máquina y apuntándome con una Ballester Molina me dijeron “Ponete a escribir, imbécil, lo que te salga pero escribí algo ya mismo”.

Mi nombre es Barni, soy pequeño y tengo un problema congénito que no me permite superar los 30cm de alto, o de largo, no sé cómo mierda se dice, y tampoco me importa. Pocas cosas me interesan; en realidad mi vida es pobre, soy como un barrilete que intenta remontar en un día de lluvia. No pretendo grandes cosas y eso me hace libre porque no le debo nada a nadie, ustedes ya saben, cuando uno empieza la carrera de querer mejorar, es un kilombo porque implica tomarse en serio cosas que no sirven para nada, estudiar, lavar los platos, trabajar, regar las plantas, cocinar, mantener amistades, ser bueno en la cama, dejarle el asiento a los viejos, y demases. Entonces, ya hace muchos años antes de Cristo, que vengo tratando de ser cada vez peor, pero eso también implica una responsabilidad: ser depresivo, grosero, escatológico, oligofrénico, pedófilo, antropofóbico, alcohólico, sucio y desprolijo, ignorante, esquizofrénico, vividor, sexópata, mal oliente, homosexual, drogadicto, ateo, alucinómalo, misógino, ciclotímico, Olga San, y Daniel San también, porqué no. Y con todo este bagage (qué palabra pelotuda), mejor digo, mochila de cuestiones humanas, porque yo tengo un gen humano (ya que fui concebido de una mujer que se metió con los dedos índice y mayor por la vagina, un wevo de cigota con cuatro espermas distintos donados por el Incucai), decía entonces, que soy algo humano y ser humano es una mierda, digamos las cosas como son. Yo veo los perritos en las plazas oliéndose impunemente los culos y después lambeteándose los hocicos y me dan ternura, o esos jubilados que ya tienen más de 80 años y hacen cola bajo el sol del verano en la puerta del Ciudad para cobrar unos pesitos, y yo los veo y pienso “hay que ser pelotudo para vivir más de 80 años”, no tiene sentido, están ahí en sus casas llenas de moscas y con olor a naftalina mirando el noticioso o escuchando radio diez, chupando con las encías un pedazo de pan, decime si no es para pegarse un tiro en las bolas.

Pero en realidad nada tiene sentido, ojo, no los quiero deprimir,  sólo quiero que miren sus vidas y que me digan si son felices, y no me vengan con la pelotudes esa de “mi hijo es mi felicidad, vivo por él”, “tengo salud sin estornudar”, “vivo cada momento de mi vida como si fuera el último”, el último cierra la puerta, nada más que eso. La vida de todos es una cagada, incluso si miran el vaso lleno, ojo que se les puede volcar, estamos apremiados por el maldito Tiempo y corremos como idiotas mirando la hora en el celular para no llegar tarde ¿adónde? Al final, para lo único que somos puntuales es para ser egoístas, no hay ser humano que no sea egoísta, y no hay vida de ningún ser humano que valga la pena, ojo, no es para que se sientan mal, es para que piensen, yo les muestro la otra cara del sorete, y dirán que soy un soñador pero no soy el único, hay muchos que se la pasan durmiendo, y está bien, si total: hacer o no hacer es lo mismo; a ver, todos vamos hacia el mismo lado porque la vida inexorablemente converge en un mismo punto: la Nada. Así que no hay de qué preocuparse, los errores pueden cometerse infinidad de veces y no aprender nada de ellos, y dale, mandate para adelante que en el fondo todos vamos a morir, y además en el fondo  son buenos o te hacés un jardín con pileta y remojás un rato las bolas.

Hola, soy Barni y soy un poco de cada uno de ustedes, soy muchas cosas y ninguna, estamos solos en el Universo, nadie nos ve ni sabe que existimos ¿Dios? Qué me van a hablar de Dios, es la única figura semejante al humano que no tiene ombligo, porque no viene de ninguna madre y yo no me fio de la gente que no tiene ombligo, son de temer, engendran las miserias del mundo contra las todos peleamos por acabar, pero las generamos nosotros mismos. El ser humano (y me incluyo, eh, en un 40%, pero me hago cargo) es un holograma de la podredumbre, capaz de hacer y destruir, no tiene sentido, lo ven, no? Hacer un hijo para después matarlo ¿Dios, ese que no tiene ombligo? Sí, ese mismo que puso a su hijo en penitencia ensartado con clavos hasta en el culo, la dejó a la madre dale quete dale a los llantos pelados, el pibe al final ¿muerto? Para nada, salió al poco tiempo de una cueva, y atrás suyo se dice en los apócrifos, que también salieron tres putas que estaban para chuparse los dedos. Y todos empezamos a creer que hay una salvación, que hay premio y castigo, que si te portás bien recibís más, y se fundó la cultura de ser humano. Que no los confundan, ustedes síganme que yo los voy a defraudar siempre, simplemente por el hecho de que yo tampoco tengo ombligo. De Dios a Barni hay un no-ombligo de por medio, de ustedes a Dios hay toda una historia que no se sabe quién la escribió. Pero no se rompan la cabeza, es simple, es claro: nacen, procrean, envejecen, mueren. Y después de eso, la Nada, y ¿les preocupa? ¡Estúpidos! Vienen de la Nada, salvo que antes de nacer no tenían conciencia para darse cuenta de lo fatal que es el hecho de nacer, tanto como la crudeza de morir.

Este es un blog (y digo blog y suena como a pedazo de caca descargándose sobre el agua), qué venía diciendo, ah, sí, que este es un blog para reírse de ustedes mismos, o para querer encender el gas y dejarse llevar hacia ese lugar en donde nada duele, la Nada antes de nacer, sin el terror de la Nada antes de morir. Soy Barni, desde hace muchos años que vengo observando la humanidad, estoy sentado en un cajón de manzana a la diestra de Dios, los dos cruzados de brazo, los dos sin ombligo.



(©Material registrado en D.N.D.A.)
fotografía: Belén Palacios